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Miembros de Shams en Túnez. (Foto cortesía de infobae.com)
Miembros de Shams en Túnez. (Foto cortesía de infobae.com)

Después de muchos intentos del gobierno para cerrar la asociación y parar su trabajo, y la presión desde la sociedad: miles de amenazas y incluso amenazas de muerte, Shams sobrevive. El Artículo 230 del Código Civil, que castiga la homosexualidad y los actos anales forzados con 3 años de cárcel, es una herencia de la ley de la época colonial de Francia. 

La Sharia (ley islámica) ha sido invocada en la apelación de esta séptima vez del intento de cerrar la asociación. El juez ha pedido que el caso sea sometido ante el Ministerio Público. El presidente de Shams, Mounir Baatour, explicó que es una medida excepcional cuando hay sospechas de una infracción penal durante el proceso. 

En los años de lucha, Shams ha establecido su propia radio LGBT para, según sus palabras propias, "abordar la vida cotidiana del colectivo LGBT, el aspecto político, social y psicológico del este asunto. También habrá música, cine…". También vemos sus esfuerzos en promover los movimientos LGBT, como su festival de cine del año pasado en enero y marzo, ampliando así el reconocimiento social con gran éxito. Sin embargo, no han visto una reducción en las detenciones de las personas LGBT.

Más allá de los esfuerzos del gobierno para estar en contra de Shams, los arrestos y acosos contra la asociación han tenido lugar en demasiadas ocasiones. El asalto sexual en la cárcel es algo muy normalizado. Por lo tanto, Baatour ha explicado su preocupación por los detenidos en la cárcel. Encima, Shams ha cerrado el año 2018 con "cifras récord": 123 arrestos, 250 agresiones, más de 500 peticiones de asilo en el extranjero y tres asesinatos homófobos.

Todavía no sabemos qué les deparará el futuro, pero mantenemos la esperanza de que en una realidad no muy lejana la gente LGBT en todo el mundo puedan vivir con igualdad y dignidad.

Artículo escrito por Mo Zhou, voluntaria de África LGBT

Fuentes: 

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