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(Nota de ÁfricaLGBT: Os dejamos con la traducción de una noticia publicada en AlJazeera, no sólo por la noticia, que es interesante, sino también por donde ha sido publicado. Aljazeera es una agencia de noticias de Qatar y suele ser muy leída en los países musulmanes. La noticia es bastante imparcial e informativa).

A pesar de la existencia documentada de tradiciones homosexuales previas a la colonización, siguen prosperando una serie de leyes intolerantes a lo largo de toda África.

Abuya, Nigeria – Hace catorce años, Ifeanyi Orazulike, que en aquel entonces tenía 19 años, no podía seguir ignorando su atracción hacia los hombres.

“Tenía unos sentimientos raros que no podía explicar”, cuenta.

A medida que estos sentimientos se convertían en una clara atracción hacia personas de su mismo sexo, Orazulike comenzó a explorar su sexualidad, por primera vez en su vida, cuando estudiaba en una universidad del sudeste de Nigeria.

“Experimenté sexualmente”, afirma. “Pero no estaba seguro de si quería vivir como un homosexual”.

Hoy, Orazulike, de 33 años, tiene clara su orientación sexual. Sin embargo, en Abuya, la capital de Nigeria, su identidad como homosexual sufre constantes ataques.

Cuando se hizo público que el presidente Goodluck Jonathan había firmado el 7 de enero una ley que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo y que, a su vez, fue aprobada de forma unánime por los legisladores en mayo de 2013, Orazulike se unió a los activistas de Abuya para desarrollar una estrategia con la que proteger el colectivo de LGBT (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales).

Llevaron a cabo una serie de reuniones con el fin de analizar la ley, considerada por Human Rigts Watch como una “ley peligrosa y de gran alcance”. Esta ley recomienda penas de 10 años de prisión para aquellas personas del mismo sexo que muestren afecto en público o para aquellos miembros de asociaciones que ayuden a personas homosexuales. Las uniones entre personas del mismo sexo pueden castigarse con penas de 14 años de prisión.

A pesar de la reprobación de las Naciones Unidas y de la Unión Europea, la mayoría de los nigerianos, unidos por el patriotismo y la idea de luchar contra el imperialismo occidental, elogian la ley. Según consta, el portavoz del presidente ha declarado que la ley “refleja las preferencias religiosas y culturales de la sociedad nigeriana”.

Ahora, Orazulike sufre el desprecio por parte de los nigerianos y su identidad como nigeriano se ve amenazada. “La gente dice que Occidente me ha hechizado”, explica. “No voy a renunciar a mi nacionalidad por mi sexualidad”.

El debate público sobre la homosexualidad va más allá de la nacionalidad. Ahora, se ha convertido en un enfrentamiento entre África y Occidente y deja a personas como Orazulike en el centro de la discusión.

No africanos

Robet Mugabe, presidente de Zimbabue, ha hecho público su rechazo hacia el colectivo de homosexuales, declarando que son “peor que cerdos y perros” y que la homosexualidad ha sido importada desde las sociedades occidentales. A él se une David Bahati, parlamentario de Uganda, que en 2009 propuso una ley en Kampala. La propuesta de Uganda se inspiró en los cristianos conservadores de Estados Unidos, sobre todo, en las ideas del pastor Scott Lively, que presuntamente participó en las campañas Kill the Gays que tuvieron lugar en Uganda.

Defienden que en el África anterior a la colonización no existía la homosexualidad y que esta está en contra de las tradiciones africanas.

Los titulares de las noticias de Uganda muestran a menudo casos de homofobia. El presidente Yoweri Museveni aún no ha respaldado la ley aprobada en diciembre de 2013 que penaliza la homosexualidad con penas de cadena perpetua y también contempla castigos para aquellos que no “informen” sobre casos de homosexualidad.

“Ha rechazado la ley pero reforzará el odio diciendo que los gais son anormales”, afirma la periodista ugandesa Patience Akumu.

“Asegura que estas anormalidades proceden de Occidente, está diciendo lo que Uganda quiere escuchar”.

En Nigeria, donde un hombre recibió 20 latigazos a principios del mes de enero tras confesar que había tenido relaciones homosexuales siete años antes, Yinka, de 26 años, que prefiere ocultar su nombre completo, está indignada por la etiqueta que la define como “no africana” debido a su condición de lesbiana.

“Es algo que se lleva por dentro. No una moda de 2014. Es algo que se lleva por dentro. Y que no va a desaparecer”, afirma. Yinka vive con su pareja en el centro de la actividad del país, Lagos.

Siempre admiró a sus compañeras de clase pero “no se atrevía a decírselo”, asegura, y revela que descubrió la pornografía lésbica a los 13 años, cuando estudiaba en un internado.

“Soy quien soy. Y esto es lo que soy”, defiende.

Una encuesta de 2013 llevada a cabo por el Centro de Investigaciones Pew, en la que se entrevistó a nigerianos adultos, muestra que el 98 % de los encuestados aseguraba que la homosexualidad “no debería estar aceptada en la sociedad.

Amnistía Internacional informa de que 16 países africanos no cuentan con leyes contrarias a la homosexualidad, sin embargo, otros 38 países sí consideran ilegal ser homosexual.

En Camerún, el pánico homófobo surgió en 2006, cuando tres periódicos (La Méteo, L’Anecdote y Le Soleil d’Afrique)publicaron el nombre de personas que se creía que eran gais.

Aunque Senegal fue, en su día, considerado uno de los países más tolerantes de África, también aquí la retórica de los políticos nacionales presenta la preservación de la “integridad nacional” como una excusa para no considerar las relaciones entre personas del mismo sexo como “prácticas culturales aceptadas”.

“Nosotros no pedimos a los europeos que sean polígamos”, dijo el presidente Macky Sall al presidente de Estados Unidos en 2013. “En nuestro país, nos gusta la poligamia pero no la podemos imponer en los vuestros porque la gente no lo entendería. No lo aceptarían, es lo mismo.”

En Senegal, los cuerpos de algunos gais han sido exhumados ya que los activistas homófobos aseguran que estos cuerpos profanan los cementerios.

Y en Uganda, el pastor Martin Ssempa reafirma la idea de que los homosexuales no son africanos: “Para nosotros, es vicio. Para ellos, un derecho humano.”

Homosexualidad en África

A pesar de todo, eruditos como Marc Epprecht, profesor de Historia y de Estudios Culturales de la Queen’s University de Canada, denuncia la idea de que los homosexuales no sean africanos.

“¿Quién decide quién es Africano o no? Todo está politizado”, dijo Epprecht a Al Jazeera.

Su trabajo en Zimbabue, que se recoge en el libro, a menudo citado, Hungochani: The History Of A Dissident Sexuality In Southern Africa, lo llevó a concluir que la homosexualidad en el sur de África se ha expresado de distintas formas a lo largo de la historia y, a menudo, contiene connotaciones místicas.

“Algunos afirman que llevan el espíritu de un ancestro del sexo opuesto y que, por ello, no se pueden casar”, explica.

Nkunzi Zandile Nkabinde, una sangoma (curandera) sudafricana, cuenta su historia en una autobiografía publicada en 2009 en la que describe que se encontraba poseída por el espíritu de un antepasado masculino. Atribuye su lesbianismo y su capacidad para curar a la personalidad del espíritu que vive dentro de ella.

La expresión de la homosexualidad ha variado a lo largo de la historia en toda África.

“Ser gay en Sudáfrica no es lo mismo que ser gay en Camerún”, cuenta Patrick Awondo, un académico camerunés delInstituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra.

Por ejemplo, siguiendo una tradición pre colonial denominada el mevengu, que llevaban a cabo los beti en Camerún, las mujeres se reunían y compartían comportamientos eróticos.

“Por esto es por lo que los colonos franceses y los misioneros cristianos pusieron fin a este ritual”, explica Awondo, que estudió la costumbre en su tesis doctoral. “Una parte muy importante del ritual era dedicado a la celebración del clítoris. Era una forma de inversión del poder masculino, las mujeres celebraban su sexualidad.”

A pesar de que tradiciones como el mevengu están desapareciendo de África, todavía quedan vestigios de estas ancestrales prácticas homosexuales.

En el norte de Nigeria, los yan daudu, hombres que suelen vestirse como mujeres, son conocidos por su gracia y su ambigüedad sexual.

“Yo creo que, en cierto modo, muchos de ellos son en realidad gais o bisexuales pero no quieren reconocerlo”, afirma Rudolf Gaudio, que interactuó con los yan daudu en los años 90 y a principios de la primera década del siglo XXI cuando llevaba a cabo la investigación para su aclamado libro Allah Made Us: Sexual Outlaws In An Islamic African City.

Awondo explica que, más al oeste, las ciudades de Abiyán, Costa de Marfil, y Dakar, Senegal, eran conocidas como puntos gais y muchas personas acudían a sus discotecas y fiestas. En Senegal, un grupo minoritario de hombres, conocidos como gor digen, que significa “hombre-mujer” en wólof, se vestían de mujer y se prostituían.

“Eran muy conocidos y los políticos los usaban en los eventos públicos”, explica, recalcando que los gor digenexistieron antes y durante la colonización y que han empezado a esconderse recientemente.

Las pinturas sobre rocas de los aborígenes khoisan, que datan de hace al menos 2.000 años, ilustran actos sexuales entre personas del mismo sexo.

Identidad gay y política

Basándose en las antiguas tradiciones africanas en las que se expresaban las relaciones entre personas del mismo sexo, los eruditos refutan de manera rotunda la teoría que sostiene que los homosexuales no son africanos, sin embargo, reconocen que la politización de la homosexualidad es algo bastante nuevo en África. Epprecht afirma que, hoy en día, los gais africanos hacen de su orientación sexual una orientación política que, en efecto, puede identificarse más con las influencias de occidente.

Históricamente, la sexualidad ha sido un asunto privado. Ahora, las sociedades africanas debaten sobre la sexualidad abierta de la cultura contemporánea. Esta tendencia contemporánea contribuye al aumento de la criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo y propician la creación de leyes como la última aprobada en Nigeria.

Los activistas aseguran que estas nuevas leyes ponen en peligro los derechos humanos de muchos nigerianos y podrían propiciar chantajes, extorsiones o casos en los que nigerianos se hicieran pasar por homosexuales para pedir asilo en el extranjero, argumentando que están siendo perseguidos.

“Los nigerianos son oportunistas”, afirma Orazulike. “Si antes ya pedían el asilo, ahora mucho más.”

Incluso la pareja de Yinka le sugirió pedir el asilo, sin embargo, Yinka decidió quedarse en su país para ver qué pasaba, esperando que, quizá algún día, Nigeria respete a gente como ella. Ella se define como una mujer africana y lesbiana.

“Me gusta estar con mujeres”, explica. “Me gusta estar con mi pareja. No puedo vivir sin ella”.

Traducción propia de ÁfricaLGBT gracias a nuestra voluntaria Judit Ferrando Rodríguez, puedes leer el idioma original en el enlace.

http://www.aljazeera.com/indepth/features/2014/01/gay-nigerians-targeted-as-un-african-2014125143518184415.html

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